Ya os hemos hablado anteriormente de diversos proyectos científicos para desarrollar
hojas artificiales que imitan la fotosíntesis y aprovechan la
energía solar para
producir
energía renovable. En este caso, os contaremos de un nuevo avance en este
sentido que cuenta con una característica que la distingue de otras similares:
sus componentes (níquel y cobalto) la hacen económicamente viable, al punto de que
existen empresas potencialmente interesadas en su fabricación.
En la edición número 241 de la Reunión Nacional de la Sociedad Americana de Química
se ha hecho el anuncio formal de este importante avance científico. Se trata –como os
anticipábamos- de un “hoja artificial” que podría utilizarse para generar energía suficiente
para el mantenimiento diario de las necesidades energéticas de toda una casa, algo que se espera
pueda aplicarse en aquellas áreas sin cobertura de la red eléctrica en países en desarrollo.
Esta avanzada célula solar tiene una dimensión similar a la de un naipe y está compuesta
por silicio, compuestos electrónicos y catalizadores. En lugar de convertir directamente
la luz solar en energía (como hacen las células solares fotovoltaicas), sigue un proceso
diferente. Al igual que una hoja “natural” utiliza agua para imitar el proceso de la fotosíntesis,
al colocarse en un recipiente con agua bajo el rayo del sol la “hoja artificial” puede dividir
la molécula de H2O en oxígeno e hidrógeno, recolectando estos gases
en una célula de combustible.
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