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jueves, 25 de agosto de 2011

Almacenar el calor del Sol de forma química en vez de convertirlo en electricidad o de almacenar el propio calor en un acumulador, tiene ventajas significativas, pues, en principio, el material químico puede permanecer almacenado durante mucho tiempo sin perder energía. Con esta tecnología, sería posible recargar de calor estival las estufas que se pondrían en marcha en invierno.





Un paso decisivo hacia el almacenamiento químico del calor


Almacenar el calor del Sol de forma química en vez de convertirlo en electricidad o de almacenar el propio calor en un acumulador, tiene ventajas significativas, pues, en principio, el material químico puede permanecer almacenado durante mucho tiempo sin perder energía. Con esta tecnología, sería posible recargar de calor estival las estufas que se pondrían en marcha en invierno.

El problema con este enfoque ha sido que, hasta ahora, los productos químicos necesarios para realizar esta conversión y el almacenamiento, se degradan tras unos pocos ciclos de recarga y descarga, o bien necesitan el elemento llamado rutenio, que es poco común y bastante caro.

El año pasado, el equipo de Jeffrey Grossman del MIT averiguó cómo actúa exactamente una sustancia llamada fulvaleno dirutenio al almacenar y liberar calor, dos procesos activables de manera artificial.

Ahora, Grossman y Alexie Kolpak han descubierto otros compuestos, hechos de materiales abundantes y baratos, que podrían utilizarse de la misma manera.

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Almacenamiento químico del calor
Material estudiado por Grossman y Kolpak. (Foto: Grossman/Kolpak)
El nuevo material seleccionado por Grossman y Kolpak se fabrica con nanotubos de carbono, pequeñas estructuras tubulares de carbono puro, en combinación con un compuesto llamado azobenceno. Las moléculas resultantes, producidas utilizando plantillas nanométricas, poseen nuevas propiedades que no están disponibles en los materiales por separado.

Este nuevo sistema químico no sólo es más barato que los anteriores que contenían rutenio, sino que además es mucho más eficiente para el almacenamiento de energía en un espacio limitado, aproximadamente 10.000 veces mayor en densidad volumétrica de energía, lo que hace a su densidad energética comparable a la de las pilas de ión-litio.

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