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miércoles, 1 de junio de 2011

Hace aproximadamente un mes Allan Kardec publicó una carta en la revista “Nature” mostrando el liderazgo de Brasil en energías renovables y su postulado como modelo a seguir. Sin embargo esta semana otra carta muestra que las cosas no son idílicas como fueron presentadas en un primer momento.

BRASIL: LAS ENERGÍAS RENOVABLES NO SON TAN DULCES COMO APARENTAN


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Hace aproximadamente un mes Allan Kardec publicó una carta en la revista “Nature” mostrando el liderazgo de Brasil en energías renovables y su postulado como modelo a seguir. Sin embargo esta semana otra carta muestra que las cosas no son idílicas como fueron presentadas en un primer momento.
En la primera carta Kardec nos informa que el 47.3% de la energía que produce Brasil se obtiene a partir de fuentes renovables, todo un hito si tenemos en cuenta que la media mundial oscila alrededor el 13%. En el último año Brasil produjo 244 millones de toneladas TOE (equivalente de toneladas de petróleo), de las cuales el 42.6% proceden del petróleo y el carbón, el 18.2% de la caña de azúcar, el 15.2% de plantas hidroeléctricas, el 13.9% de biomasa, el 8.7% del gas natural y el 1.4% del uranio.
El etanol se emplea como combustible en el 18.8% de las ocasiones y el gas natural y el biodiesel en el 3.3%. La mezcla de etanol y combustibles derivados del petróleo ha triunfado y ha permitido el desarrollo de motores capaces de funcionar con esas mezclas. Hoy en día el 90% de los coches de pequeño tamaño vendidos en Brasil se mueven mediante este tipo de combustibles.

Además, Brasil está desarrollando fuertemente su tecnología de producción de biocombustible desde caña de azúcar y desechos agrícolas. El gobierno de Brasil estima que sólo se necesitará el 2% de las tierras cultivables para la demanda de biocombustible estimada para el año 2017 (hoy es el 1.4%). Se espera además que la incineración de la parte sobrante de la caña de azúcar podría llegar a producir el 15% de la electricidad que Brasil necesita, un valor similar a la energía generada por la planta hidroeléctrica de Itaipu, situada en la frontera de Brasil y Paraguay.
Sin duda, una información muy esperanzadora a favor de las energías renovables, pero como todo en esta vida tiene sus contrapartidas, y éstas nos la recuerda una carta publicada por Lindemberg Medeiro y Flávia de Barros Prado en la revista “Nature” esta semana. En ella se informa la huella medioambiental que está dejando el bioetanol en el estado de Alagoas de Brasil.
Alagoas es un estado con una extensión de 28.000 kilómetros cuadrados situado en el noreste del país, que está ocupado en un 50% por bosque tropical. Las plantaciones de caña de azúcar están ocupando amplias extensiones del estado, incluyendo regiones costeras inundables. Un estudio realizado por el gobierno regional de Alagoas muestra que solamente el 13.1% del bosque forestal sobrevivirá a los planes estatales de producción de bioetanol a partir de caña de azúcar. Eso supone una media de pérdida de 3.736 hectáreas de bosque por año en una de las regiones de mayor biodiversidad del planeta. Además de esta pérdida de biodiversidad hay otros precios a pagar. La pérdida de masa forestal ha permitido que se produzcan diversas riadas en la época de lluvias que han destruido miles de edificios.
Por todo ello los autores de esta carta afirman que, a pesar de que a primera vista la producción de bioetanol parece una fuente “limpia” de energía, también produce un fuerte impacto medioambiental que es importante tener en cuenta.
Referencias:
Carta 1. Allan Kardec Duailibe (Nacional Agency of Petroleum, Natural Gas and Biofuels de Brasil) (2010) Brazil’s renewable energy success. Nature 468:1041.
Carta 2. Lindemberg Medeiros de Araujo y Flávia de Barros Prado Moura (Universidad Federal de Alagoas, Brasil) (2011) Bioethanol’s dirty footprint in Brazil. Nature 469:299

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